Busqué el conducto de la lavandería,
tratando de respirar a través del
algodón sucio de mi manga. Empujando a
la gente cuando tenía que
hacerlo. Sin importarme.
Tienes que entender. No estaba solo
pensando en mí. Estaba pensando
en ella, también.
Era una posibilidad remota, pero no
tenía elección .
¿Cómo la amé?
Déjame contar las maneras.
Las pecas en su nariz, como la sombra
de una sombra; la forma en que
ella se mordía el labio inferior
cuando estaba pensando, la forma en que
su cola de caballo se balanceaba cuando
ella caminaba y cómo cuando
corría se veía como si hubiera nacido
para ir rápido, cómo encajaba
perfectamente contra mi pecho, su olor
y el tacto de sus labios y su piel,
que estaba siempre cálida, y cómo
ella sonreía.
Como si tuviera un secreto.
Cómo inventaba siempre palabras
durante el Scrabble. Hyddyn (música
secreta). Grof (comida de cafetería).
Quaw (El sonido que hace un pato
bebé). Como eructó a su manera el
alfabeto una vez, y me reí tanto que
escupí refresco por la nariz.
Y cómo me miraba como si pudiera
salvarla de todo lo malo en el mundo.
Esta era mi secreto: Ella fue la que me
salvó.
Parecía que, hacía una eternidad me
había acostado en la cama con
Lena, sentido su aliento haciéndome
cosquillas en la barbilla y haberla
abrazado mientras ella dormía,
sintiendo que su corazón latía a través
de su piel a la mía.
Fue hace mucho. Todo era diferente.
La casa había sido destruida.
Mi antigua casa, donde había yacido
con Lena, escuchado su
respiración y deseado que la oscuridad
se quedara para siempre y así
pudiéramos estar allí, juntos, por
siempre—eso había desaparecido
por completo.
Puf. Sólo alguna hoja de metal y los
escombros de hormigón de la
cimentación.
Tal vez debí haberlo sabido. Tal vez
debí haberlo tomado como
una señal.
Pero no lo hice.
"¿Qué pasó con los colonos?"
Le pregunté. Estaba pensando en
Lena. Por supuesto. Siempre estaba
pensando en Lena.
"¿Consiguieron escapar?"
"No todo el mundo". Rogers
estaba nervioso. Siempre moviéndose,
levantándose y sentándose, golpeando
su pie. "Aunque, muchos de
ellos lo lograron. Al menos, eso es lo
que he oído. Fueron hacia el sur,
empezaron a hacer el trabajo para la R
allá abajo".
Rogers me dijo que la Tierra Salvaje ya
no era segura nunca más,
no como solía ser. Nos pusimos de
acuerdo para tomar un par de
horas de sueño y luego despegar. Le
sugerí ir al Sur. Ahí era donde
todo el mundo se había ido—Ahí era
donde Lena, si hubiera
sobrevivido, estaría. No tenía idea
de dónde. Pero yo la encontraría.
No pasó mucho más que un solo
disparo.
Como montar una bicicleta pensé, y de
repente me vino una imagen
de Lena montada en su bicicleta,
arrastrándose por la playa, con las
piernas fuera, riendo mientras sus
neumáticos se estremecían en la arena.
“¿Cual es la peor cosa que has hecho
en tu vida?”
Estábamos tumbados en una manta en el
patio trasero de Brooks 37,
como hicimos siempre ese verano. Lena
estaba a mi lado, su mejilla
apoyada en su mano, su pelo suelto,
hermosa.
“La peor cosa que he hecho...”
finjo que pienso en eso. Luego la tomo
de la cintura y giro, para que quede
encima mío mientras ella me ruega
que le deje de hacer cosquillas. “Es
lo que estoy pensando hacerte justo
ahora”.
Ella se ríe y me empuja su cuerpo
lejos del mío. “Estoy siendo seria”
dice y pone una mano en mi pecho. Está
usando una camiseta strapples
y puedo ver las correas de su sujetador
rosa pálido. Extiendo la mano y
paso un dedo a lo largo de su
clavícula, mi lugar favorito: como las
siluetas de unas pequeñas alas.
“tienes que contestar” seguramente
le habría dicho. Me hubiera gustado
escucharla decirme que estaba bien, que
me seguía amando, que nunca
me dejaría.
Pero entonces ella se hizo para atrás
y me beso, su cabello haciéndome
cosquillas en el pecho, para después
mirarme con sus brillantes ojos
color miel. “quiero saber todos tus
más profundos secretos”.
“¿Todos ellos? ¿Estas segura?”
“Mm-hmm”
“Tu apareciste en mis sueños la
noche pasada”
Sus ojos estaban sonriendo “¿Un buen
sueño?”
“Ven aquí” le dije “Y te
mostrare”
Ruedo sobre la manta para quedar encima
de ella. “ Estas mintiendo”
dice, pero está riendo, su cabello
está desplegado por toda la manta
“No respondiste mi pregunta”
“No tengo por qué” digo, y la beso
“Soy un ángel”
Soy un mentiroso
Siempre estuve mintiendo. Ella se
merecía un ángel, y yo quería serlo
por ella.
Cuando estaba en las criptas,
normalmente me quedaba despierto y
hacia una lista de las cosas que ella
debería saber, cosas que le diría si
alguna vez la encontrara de nuevo, como
el matar a ese viejo hombre
llamado Hicks cuando tenía diez, mis
manos temblaban tanto que Flick
tuvo que sostener mis muñecas para
estar estable. Toda la información
que pase mientras estaba en Portland,
mensajes de códigos y signos,
información usada no-se-como para
no-se-que. Mentiras que escuche
y tuve que decir. Veces en las que
decía que no estaba asustado y si lo
estaba.
Y ahora, estos últimos pecados: dos
reguladores, muertos.
Y uno más en el camino.
Así que lo hice, lo ayude. El estaba
muriendo de todas formas, lento,
puse una bala atreves de su cabeza, así
podría irse rápido.
Lo siento Lena
Pero solo preocupado de una cosa. Cada
vez que íbamos a un
campamento, mis ilusiones se disparaban
otra vez. Tal vez en este...
tal vez esta vez... tal vez ella estuvo
ahí, pero entre mas y mas lejos
de Portland íbamos mas asustado
estaba. No pudiendo encontrar a
Lena, ninguna manera de saber si ella
estaba a salvo incluso.
Nos encontramos a un comerciante que
iba en dirección opuesta,
hacia el norte de cañada. Acampo en la
noche con nosotros, y en
la tarde cuando desenrollo una manta
con todos los productos que
traía para vender: tabaco, café,
antibióticos, un par de anteojos (no
sueles ver un par de anteojos en la
colección de un comerciante,
pero con el ajuste correcto, se podía
tomar como un arma, que era
mejor que no tener nada) Después lo
vi: enterrado en una montaña
de joyería, basura que nadie usaría
excepto como chatarra. Un
pequeño anillo turquesa en un aro
plateado. Lo reconocí de inmediato.
Se lo vi usar cientos de veces. Se lo
quitaba cuando quería besar su
cuello, su clavícula. Le ayudaba
quitando el pequeño cierre y ella se
reía por que mis dedos eran demasiado
torpes
“¿Dónde encontraste esto?” le
pregunto, tratando de que mi voz suene
normal. La turquesa se siente caliente
en mi mano, es como su pudiera
encontrar un poco de ella en la piedra.
“¿Bello no?” es bueno en lo que
hace: habla rápido. Un chico que sabe
cómo sobrevivir. “El anillo
probablemente se vendió en una cantidad
decente en algún otro lugar. Cuarenta
y cinco dólares, si es que necesitas
dinero en efectivo. ¿Cuánto me das
por él?”
“No lo quiero comprar” digo, aunque
quiero. “Solo quiero saber donde
lo encontraste”
“No lo robe” dice
“¿Dónde?” digo otra vez
“Una chica me lo dio” dice, y paro
de respirar.
“¿Cómo lucia?” grandes ojos, como
maple, cabello suave. Perfecta
“Cabello negro” dice. No. Este
mal.”Probablemente en sus 20. Tenía
un gracioso nombre: Bird, no Raven.
Ella paso por este camino de
hecho. Vino al sur el año pasado con
toda una tripulación”. Baja la
voz y me guiña un ojo. “cambio el
anillo y un buen cuchillo, solo
por una prueba. Ya sabes de lo que
estoy hablando”
Pero he parado de escuchar. No quiero
saber acerca de la chica,
Raven, o cualquiera que fuera su
nombre-quiero saber si tal vez ella
lo tomo a la fuerza de Lena. Yo sabía
que esa fuerza significaría que
Lena estaba muerta. Pero también
podría significar que ella lo hizo,
que se unió a un grupo en alguno de
los hogares. Tal vez Lena tuvo t
ratos con esta chica, Raven, por algo
que necesitara.
Esa es mi única esperanza.
“¿A dónde fue ella?” me levanto.
Este obscuro alrededor. Pero es
que no puedo esperar. Es mi primera-mi
única- pista sobre donde
podría estar Lena.
“En un almacén justo afuera de White
Plains,” dice “Es un gran
grupo de ellos. Dos o tres docenas”
entonces frunce el seño. “¿Estas
seguro que no quieres comprarlo?”
seguía teniendo el anillo entre
mis manos.
“Estoy seguro” digo, y lo pongo
abajo cuidadosamente. No quiero
dejarlo atrás, pero no tengo nada, ni
las armas que tome de los
reguladores, ni sus identificaciones.
Nada con lo que pudiera hacer el
intercambio.
Los hombres con los que estaba decían
que probablemente estábamos
a diez millas de Bristol, Connecticut;
eso significaba que Nueva York
estaba a otras cien millas de
distancia, y White Plains treinta menos
que eso. Podría hacer treinta millas
en un día si el terreno era bueno y
no me detenía a acampar más que unas
horas esa noche.
Tenía que intentarlo. No tenía ni
idea del tiempo que Raven estaría
antes de moverse y el tiempo de Lena,
si ella estuviera con ellos,
posiblemente también se movería
pronto. Yo había estado preguntando,
rezando, para encontrarla, por un signo
de que ella estuviera a salvo. Y
esa señal vino.
Esas cosa de la fe. Estaba trabajando.
Los hombres con los que iba me dieron
una linterna, una manta
desmontable, y tanta comida de la se
podían separar. Aunque ellos
dijeron que era una locura empezar el
viaje de inmediato, en la
obscuridad, solo. Tenía razón. Era
demasiado loco. Amor Deliria
Nerviosa. La más mortal de todas las
enfermedades.
Eso es Zombilandia: frio, calma,
silencio. Es el mundo después de una
nevada, la paz que viene con ella, el
silencio sordo y el sentido de que
nada en el mundo se mueve. Es hermoso,
a su modo. Tal vez es mejor
así.
Pero como alguien que ha visto el
verano -grandes explosiones de gris
y el cielo iluminado como una explosión
de electricidad a la puesta del
sol, un montón de flores y viento que
huele a miel- elegiría la nieve?
Fin